lunes, 18 de mayo de 2015

170 km

Ayer, junto con Nicolás, nos embarcamos hacia la cuesta La Dormida. Bueno, no nos embarcamos, pero pescamos nuestras bicicletas y partimos. El punto de encuentro fue en el aeropuerto de Santiago, Pudahuel, SCL, Arturo Merino Benítez o como a ustedes les plazca decirle. Y en eso se fueron los primeros veinticinco kilómetros de la travesía. En llegar al aeropuerto.

¿Por dónde irnos? Luego de conversar un rato optamos por tomar la ruta por atrás del aeropuerto: camino Renca-Lampa creo que se llama. Un par de aviones en la losa. Uno aterrizando, que pasó a poco metros de altura, nunca había visto eso tan de cerca. Llega el desvío a camino Aguas Claras, para el que hubo que atravesar un peladero (la conexión con este camino no hacía devolvernos un buen tramo). Y terminando este camino llegamos a Lo Echevers. Pedalear y pedalear. Desde el cruce de Aguas Claras con Lo Echevers a Lampa hay cerca de diez kilómetros.

Lampa: no sé si fue por el día o qué, pero era un caos el centro. Pocos autos y mucha gente cruzando por cualquier lado en las calles. Parada para comer algo e hidratarse. Luego de esto a continuar con el pedaleo. Saliendo de Lampa tomamos el camino a Chicauma. A la entrada de este camino hay un condominio o parcelación o no sé cómo se les llama a esos sectores con muchas parcelas, llamado Valle de Luna, en el que vivía un amigo de mi infancia. Buenos recuerdos.
Llegando a Lampa.
De Lampa a Til Til son 25 km. El camino a Chicauma es bastante entretenido. Pasan pocos autos y muchos ciclistas, debe ser porque es un buen camino. El pavimento está en buen estado, hay hartas rampas y falsos planos, no tan desgastantes. La vista es bastante típica de la zona central, pocos árboles en los cerros, muchos cactus y espinos. En las quebradas aparecen más árboles y también en algunas zonas al lado del camino. Llegando a la última subida del camino a Chicauma nos topamos con el Camino a Til Til.
Un grande.
A seis kilómetros de la intersección de estos caminos, y en dirección a Til Til, nos topamos con el monumento a Manuel Rodríguez y el que sería el segundo descanso, más que nada para guardar el cortavientos porque ya empezaba a hacer calor. Seguir pedaleando un rato y llegamos a Til Til luego de 72 km.


Monumento a Manuel Rodríguez.
Descanso para comer, llenar agua y prepararnos para lo que nos convocaba: la cuesta La Dormida. En Til Til estaba el circo de las Montini y me acordé de la teleserie del siete.

Cuesta La Dormida: 11 km, 6% de pendiente promedio, ascenso en torno a los 650 m. Había pasado por la cuesta en sentido contrario al actual, un mañana después de haber trabajado de barman en Limache, por tanto, la idea que tenía en mi mente de la cuesta distaba mucho de la realidad. Tunas y aceitunas reinaban los dos o tres primeros kilómetros de la cuesta. Después el paisaje se tornaba más boscoso, con especies como roble (que no vi, o quizás sí pero no le presté atención). Luego de una hora y veinte minutos llegué a la cumbre. Al límite entre la Región Metropolitana y la de Valparaíso. Descanso merecido y el cigarro de rigor mirando hacia el otro lado de la cuesta (hacia Olmué). Lástima que la bruma impidiera aprovechar más la vista.

Vista hacia el oriente en la cuesta La Dormida.
La cumbre de la cuesta. Dejando la Región Metropolitana y cruzando a la de Valparaíso.

El descenso fue maravilloso, casi a 65 km/h en algunos tramos. Para llegar a Til Til a almorzar. Cerca de 93 km para un plato de comida. Elegimos un local con aspecto de fonda en el pueblito artesanal de Til Til, Un cocimiento para recomponer el alma y seguir pedaleando.

Ya devuelta, un puchito junto a Manuel Rodríguez y pedalear rápido par no llegar a oscuras a Santiago. Para el cruce de Lo Echevers con Vespucio ya llevábamos cerca de 138 km. El volver desde ahí a la casa fue una tortura, más que por cansancio, porque me dolían las posaderas. Necesito urgente unas calzas acolchadas para estos viajes largos. Vespucio, San Pablo, Santa Isabel y ya estaba casi en casa. Se me acabó la batería del celular cerca de San Pablo con Cumming y hasta ahí marcó 163 km. Los siete restantes se cumplen hasta mi casa.

Hasta la fecha ha sido el pique en bicicleta más largo que he hecho. Le sigue el viaje a Melipilla y Pomaire. Llegué con las piernas cansadas, pero hoy amanecí como tuna, listo para embarcarme, espero que pronto, a otra aventura en la ruta.

PD: No acostumbro a poner fotos en el blog, pero esta especie de crónica lo amerita.


1 comentario:

Nicolás dijo...

gran pique, muy duro. Ayer lunes aún me dolía la rodilla. Andaba como cojo. xD