Despierta y no siente ruidos en la calle, recuerda que es
domingo y cortan el tránsito en Santa Isabel para que la gente del barrio haga
deporte entre San Ignacio y Portugal. Se asoma por la ventana y un par de
jóvenes pasa andando en bicicleta, una familia pasea a su perro y dos niños
juegan en la plaza. Cierra la cortina y sigue durmiendo.
El calor en Santiago es insoportable, así que el joven
vuelve a despertar, esta vez por el ruido de los automóviles; son más de las dos
de la tarde por lo que los autos vuelven a pasar con normalidad por Santa
Isabel. Se levanta de la cama y parte al baño, siente los pies doloridos pues
trabajó las dos noches anteriores como barman en matrimonios. Se cepilla los
dientes, lava su cara y vuelve a la cama. Recuerda que ya terminó de leer el
libro de Díaz Eterovic, extraña a Rendic y comienza a leer Ángeles y Solitarios,
también del croata. Los almuerzos con su familia son algo que detesta, siempre
silencio y temas banales; nunca se conversa nada de política ni de temas
filosóficos. Almuerzo.
Otra vez en su pieza sigue con la lectura, sabe que tiene
que hacer miles de cosas para la universidad, pero prefiere leer, ha pasado
mucho tiempo de su vida sin leer y quiere recuperarlo. Mientras lee suena King
Crimson en su computador, Discipline. En la pieza, con vista al poniente,
comienzan a ingresar los primeros rayos de sol de la tarde, que hacen que se
eleve la temperatura de la pieza; el joven, acostado en su cama, estira su
brazo y tira del cordel para cerrar la cortina más gruesa, que aísla en parte
el calor y evita que el sol llegue sobre su cabeza. La ventana está abierta y
bajo la ventana, apoyada en la pared está la guitarra de su hermano. El
viento del Oeste mueve las cortinas, las que pasan a llevar las cuerdas de la
guitarra produciendo sonido. Andrés suelta el libro y comienza a pensar en lo
que quiere hacer con su vida, está harto de su carrera y preferiría estudiar
otra cosa, gastronomía.
Llega la hora de la tarde en que el sol se esconde tras el
edificio que está al frente de la pieza de Andrés, por lo que el joven abre las
cortinas para que ingrese el viento fresco de la tarde. Aún hace calor en
Santiago. Decide ir a ducharse, no tarda más de cinco minutos, esto se debe a
que hay algún problema en la casa, no sabe si en el calefont o con la presión
del agua que hace que se enfríe muy rápido el agua en la ducha. Sale de la
ducha, y se dirige a su pieza, se pone su polera favorita, unos shorts
naranjos, que en alguna ocasión unos amigos le dijeron que eran color sandía,
chalas y baja al local que está a la salida del edificio a comprar helado. El único
que había era de chocolate cereza. Lo paga y vuelve a su departamento, a su
habitación. Suena el Islands de King Crimson. Toma el computador y comienza a
escribir.
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