domingo, 2 de octubre de 2016

Un poco de pedaleo por la Región de Valparaíso

He aprovechado esta estadía en las cercanías de Villa Alemana para retomar, en parte, las andanzas junto a mi querida Colorina. La nubosidad y el frío de las mañanas no ayudaban mucho a desperezarse y despegar el cuerpo de las sábanas, pero igual lo logré. Las ganas de conocer un poco más la zona eran mayores.

26 de septiembre: Viña del Mar

Los días nublados son un arma de doble filo: el frío hace lo imposible para evitar que uno deje la comodidad del hogar, a su vez, es un agrado darle vuelta a los pedales sin calor. Recordé que hace tiempo que no veía el mar, por lo que el destino más cercano para apreciar su azul inmensidad era Viña del Mar. Decidí tomar la calle Valparaíso -la calle de las micros- y emprender la aventura. Mala idea, considerando que los micreros manejan como malos de la cabeza, a más de la velocidad permitida y sin consideración con los escasos ciclistas que se ven por la vía. La parte más terrible de la ida, fue la bajada que da a 1 Norte, por el Camino Troncal. 

Viña me recibía con una nubosidad total. Un breve descanso en la Avenida Perú y emprendí el retorno a casa. 56km y un desnivel positivo de 782m fueron parte de esta ruta.

Estero Marga Marga, Viña del Mar.

27 de septiembre: Embalse Lliu Lliu


Explorando en Google Maps lugares para pedalear, di con este embalse. Se ubica en las cercanías de Limache, 8km al interior, por la calle Angamos. El paisaje es bonito y el camino entretenido. Muchos colores, aves y flores. Al embalse no pude entrar, porque no había nadie en las casas cercanas y los carteles que habían al interior del recinto no eran muy amistosos con los visitantes. En el sector hay una estación pluviométrica y, además, la gente se dedica a la pesca deportiva en el embalse.

Camino a destino uno pasa por el monasterio San Benito de Lliu Lliu. El recorrido fue de  38km y un desnivel de 433m.

De vuelta del embalse Lliu Lliu, en el sector del monasterio.
Monasterio San Benito.
Embalse Lliu Lliu a la distancia.

29 de septiembre: San Pedro - Quillota

Quería recordar los buenos tiempos que pasé en varias vacaciones cuando el milenio pasado nos dejaba atrás. esos años de las alertas informáticas por el cambio de folio y otras cosas que no recuerdo muy bien. Me dirigí a Quillota, pero quería aprovechar de conocer un poco más la zona, así que tomé el camino por San Pedro. La ruta F-62 fue mi compañera hasta el cruce con San Pedro. Desde la intersección, 1km hacia el Este por la ruta F-382 se encuentra San Pedro. El olor a paltas y chirimoyas invadía la zona. Pasando el poblado esto cambiaba, y las acequias del sector olían a animales muertos y quizás a abono. Aquí uno toma la ruta F-326 hasta llegar a una zona militar, llamada San Isidro. Decidí no seguir a Pochocay y me interné por a ruta F-350 hacia Quillota. Cruzando el camino Internacional ya estaba en la ciudad. Estaba bastante cambiada desde la última vez que la visité, pero los alrededores de la Plaza de Armas, seguían más o menos igual. El tronco tallado seguía estoico, pero se notaba el paso de los años. Un par de vueltas por las calles Prat, Merced, La Concepción y Ramón Freire. Recordé el estadio, que no conocía y me aventuré a ir, pensando en que tendría que pedir algún permiso para ingresar al recinto en donde mi equipo había perdido por dos tantos el fin de semana recién pasado. Para mi suerte, había una actividad de jardines infantiles, por lo que pude ingresar sin problemas. La vuelta la realicé por la calle Valparaíso, para luego tomar la ruta F-62.

En total fueron 52km y un desnivel de 498m.

San Pedro.
Plaza de Armas de Quillota.

30 de septiembre: El Retiro - Viña del Mar

Decidí ir a conocer la casa donde vivió el más grande: Roberto Bolaño, ubicada en el Retiro. Una placa de reconocimiento por los diez años de su muerte adorna una de las murallas exteriores de la vivienda. Esta vez decidí irme por calles interiores de Villa Alemana, El Belloto y Quilpué para evadir a los malditos micreros. Pasado la sede de la UTFSM tomé el camino El Olivar, que pasa por un costado del Jardín Botánico Nacional y llega a la calle Limache. Dejando atrás esta calle y tomando Viana, llegué a la Caleta Abarca donde descansé y contemplé un rato la inmensidad del mar. La vuelta fue por el mismo camino de la ida.

En total fueron 67km y 880m de desnivel positivo.

Caleta Abarca.

Placa conmemorativa de la muerte del más grande.

Espero seguir pedaleando y seguir conociendo más lugares de la zona durante los siguientes días.






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