Se están fumando unos cigarros en el paseo Bulnes, sentados
en una banca. Son cerca de las cuatro de la mañana. No se ve pasar ningún alma.
Salvo el borracho de que duerme afuera de la librería y los tres perros que
juegan con las bolsas de basura de uno de los tantos restaurantes del paseo. El
humo de los cigarros se mezcla con la brisa fresca de la noche que corre de
norte a sur. Las cenizas de los cigarros los delatan. Si no estuviesen fumando
pasarían inadvertidos. Lucho, déjate de huevear con esa botella, le grita a uno
de los perros. Le gusta nombrar Lucho a los perros de la calle. Le recordaba a
uno que se había aguachado afuera de su casa cuando chico. Su acompañante sólo
atinó a reír. De qué te reís, hueón, si hubierai conocido al Lucho me entenderías.
Luego de tirar lo más lejos posible la colilla, recordó lo que le contó una vez
su abuela. Cacha que me gustaría caleta vivir acá. Nada de esas hueás
arribistas de Las Condes y Provi. En esta hueá tenís todo a mano. Cacha que mi
abuela cuando llegó a Santiago se vino a vivir acá. Creo que hasta pasaban
autos por acá. O el tranvía, ya ni me acuerdo qué me dijo. Puta, hueón, cuando
la veái de nuevo, pregúntale. Esas historias no se pueden perder. Ya me bajó en
potito ¿vamos? Se habían sentado a reposar el potito que habían comprado en
Santa Rosa con la Alameda. Me gustaría comprarme un arco. Qué chucha, si no
jugái a la pelota. No po’, pelotudo, un arco pa’ lanzar flechas. En un paseo
que tuve de la pega uno de los locos tenía un arco y lo llevó y era la zorra
lanzar. Imagínate, te parái acá y le tirái una flecha a la estatua de Pedro
Aguirre Cerda. Pero, hueón, pa’ eso le tirái una al conchasumadre de Pedro
Montt. ¿Pero dónde chucha hay una estatua de ese culiao? Nadie lo quiere. Puta,
ni idea.
Caminan. Caminan. Caminan.
Siguen fumando. En eso se les pasa la mayor parte del tiempo. Llegan al Parque Almagro. Oscuridad. Sombras. Juegos. Uno que otro grupo compartiendo las últimas cervezas desvanecidas de la noche. Parejas culeando en las sombras. O eso creo que me gustaría ver. Lo cierto es que son ellos, sus cigarros, la noche. Apuesto que no podís cruzar estas barras fumando. Puta, deja cachar. Auch. No, ni cagando. Me hice cagar el brazo. Jajaja. Oye, dame un cigarro, mejor será. Estoy cagado de sueño. Sigamos mejor. Lucho, para de seguirnos. Es bacán que los perros te apañen en la noche, pero no ahora. El humo se sigue mezclando. Podría viciar el ambiente, si fuese un lugar cerrado. Calmao, estoy que me meo. Hueón, está más hediondo que la cresta. Puta que los quiero. ¿Te acordái esa vez que hicimos la competencia de quien tiraba la colilla más lejos? ¿Estaba contigo? ¿Y la vez que hicimos la araña en la vereda? Pero lejos la mejor hueá fue acostarme de guata en Matta.
Apagan el último cigarro de la noche. Se cierran las puertas del ascensor.