viernes, 10 de junio de 2016

Clic

Y ahí me encontraba yo. Solo. Sin saber qué hacer. Quizás sí sabía, o no. Eso tampoco lo sé. En una situación completamente extraña para mí. Me molestaban sus risas, sus comentarios. Comentarios plagados de sandeces. De degeneración y de insultos. De machismo y una sarta de leseras más. Se sentían dueños de todo. Se refocilaban del acto que acababan de cometer.

Nunca más, pensaba. Nunca más. ¿Qué hacer en una situación de denostación? En que ves cómo pasan a llevar a una persona injustamente. ¡Sólo por ser mujer! Me vi inmerso en ese ambiente y no sabía cómo actuar. Si ponerme la máscara de la indiferencia o sumarme a sus insultos de grueso calibre.

En ese entonces no se me pasaba por la cabeza otra opción. Pero algo hizo clic. Fue el vaso que cayó desde la barra al piso, dejando un posa de pisco con Coca-Cola en el viejo parquet. Lógicamente nadie se molesto en limpiarlo. Y me vi envuelto en otra disyuntiva al empezar a escuchar los murmullos. Ese suave sonsonete de voces inentendibles. Bueno, salvo algunas palabras que lograba distinguir entre los molestos susurros. Se notaba en el ambiente que pronto la llamarían. Que la volverían a insultar. A retar como a un niño chico. Caerían nuevamente en un feroz ataque sicológico.

Clic. Mi cabeza hizo clic. Todo tuvo sentido. Sentí que la situación no se podía volver a repetir. Me arme de valor y los enfrenté.

No hay comentarios: