viernes, 9 de octubre de 2015

Olor a ausencia

Cinco de la mañana. Las cortinas abiertas dejan que entren débiles los últimos rayos plateados de la luna. Algunos muebles se interponen a ellos y generan sombras. La botella, transparente, refleja alguno de los rayos y también permite que la atraviesen formando una silueta curiosa contra la superficie de la mesa. Con el vaso y el gin que tiene dentro pasa una situación similar.

La plateada luz de la luna da paso a los primeros rayos rojos del sol. Un rojo amanecer, como dice una buena canción. Ha sido una noche tormentosa. Sigue la tónica de las últimas noches. Sólo quedan muebles. Ella ya no está.

Es difícil darse cuenta de ese momento en que el alcohol se vuelve tu nueva compañía. Algunos dicen que es el único compañero fiel. Yo no creo en esas patrañas. Pero para algunos es así. Buscar respuestas en el fondo de un vaso, mientras balbucea frases inconexas. Aunque dentro de esas frases sin sentido aparecen momentos de lucidez. Algo así como los ancianos cuando tienen alzhéimer. Un chispazo, como un delta de Dirac, y se fue todo al carajo de nuevo.

"Tengo una duda, ¿quién inventó el olor a ausencia?" murmuraba en uno de esos momentos. "Ausencia es cuando una mujer o un hombre ya no están más" seguía balbucenado el hombre en su pieza. Y volvía a repetir lo mismo entre lágrimas y risa.

¿Quién inventó el olor a ausencia?

Hasta el día de hoy me pregunto cómo olerá la ausencia.


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