Fede está enamorado de Julián,
esto todo el mundo lo sabe, menos Julián. Fede siempre está pensando en la
manera de decirle esto a Julián. Nunca encuentra las palabras para decirlo,
Siempre imagina cosas. Piensa en todo lo que haría si tuviese a Julián a su
lado. De momento se conforma con masturbarse y beber cerveza. Todos los días
destapa una cerveza y cuando le queda un cuarto de botella o menos se empieza a
masturbar. Cuando se masturba piensa en Julián. Imagina mucho, pero en realidad
no sabe cómo es Julián. Quizá Fede no sabe qué es el amor, tampoco es algo que
le interese; lo único que sabe es que ama a Julián. Cuando Fede se masturba,
aparte de tomar cerveza, se fuma un cigarro, a veces un pito. Se concentra más,
siente que tarda más en eyacular. Siempre recuerda la vez que estuvo con Sofía.
Esa vez Sofía no llegó al orgasmo y Fede se frustró, se enojó, gritó mucho. La
trató de maraca, de perra y Sofía lloró. Nunca más estuvo con una mujer. El
otro día se tiró una línea de coca mientras escuchaba esa canción que le
gustaba tanto a Sofía. Después se durmió. Despertó con una sensación extraña en
el pecho y salió a caminar por Pedro de Valdivia. Era de noche y los árboles
estaban cubiertos por luces, parecía navidad, pero estaba seguro que no era
diciembre. De regreso a casa se encontró con Julián, conversaron parados a
mitad de cuadra, no sabía qué contarle, el clima, algún estreno de cine, ningún
tema le parecía el adecuado. Fueron a tomar cerveza a un pub y le dieron ganas
de masturbarse cuando le quedaba menos de un cuarto de la botella. Pensó en ir
al baño del pub a hacerlo, pero se contuvo. Quería que Julián lo hiciera. Tenía
ganas de invitarlo a su casa. Se levantó al baño a mear, cuando volvió Julián
ya no estaba, había dejado sobre la mesa un billete de diez mil pesos para
pagar la cuenta. Fede pidió otra cerveza que no se tomó.
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